lunes, 11 de mayo de 2009

BALLETIN DANCE MAYO 2009

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Propuesta Interactiva

Por Valerio Cesio

 

El último montaje de Luis “Krapp” Biasotto se propone como juego abierto e informal, estrenado a fines de marzo en el Centro Cultural de la Cooperación


Octubre-un Blanco en Escena tiene en su guión y en su look décontracté dos razgos fundamentales para la construcción de su perfil. Situaciones que se reiteran conservando lo que serían señales del azar o movimientos improvisados, cambios de roles y personajes que se corporizan de modo aparentemente ajeno al eje de la pieza, ambos ingredientes denuncian su identidad posmoderna.

 

Octubre... propone un cierto reflujo estético. Por un lado casi todo lo que aparenta ser improvisado o casual, se revela estudiado y repetible. Por otro lado todo lo que pertenece a la aparente estructura fija está nadando en un modo casual e improvisado en su ejecución.

 

Una avenida de dos manos que genera gran riqueza dramatúrgica. Muchos son los problemas que una puesta en escena de este tipo debe enfrentar, comenzando por el guión y terminando por la interpretación. En el primer desafío Biasotto se salió airoso, su línea argumental es orgánica y articulada. En el segundo el tiempo dirá, por ahora el casting no termina de afinarse con la propuesta. Claro que se disfrutan muchos momentos de la puesta en escena, por su ingenio y su honestidad, que se trasluce aún en los momentos más ingenuos, justificándolos como valiosos significantes de la puesta, que prioriza las venas coloquiales e interactivas.

Interactividad es un concepto que esta a “la orden del día” del pensamiento contemporáneo, y por lo tanto se legitima como herramienta importante de las artes escénicas. Hay casos en los que se registra como herramienta sustancial a la creación y también hay otros en lso que funciona como muleta, como elemento ajeno a los medios de expresión orgánicos de un creador.

 

La naturaleza de Octubre... es interactiva, no solamente porque propone numerosos puentes con el espectador (que dicho sea de paso son los pasajes de mayor fragilidad artística), sino por el tejido de su guión, hilado exclusivamente con líneas vivenciales que involucran a los intérpretes e integrantes del colectivo realizador.

 

Cuando se trabaja de modo directo con la cuarta pared (la platea) hay muchos códigos que cambian. Comenzando por la actitud (artística) en que la situación coloca al intérprete y culminando con la capacidad de reacción y aprovechamiento del material que aparece, y que los ejecutantes tienen que desarrollar (después, claro, de un exhaustivo entrenamiento en resolución de situaciones como lo requieren este tipo de obras).

La troupe de Biasotto no escapó de estos obstáculos que bloquean la fluidez del relato escénico.

Ciertamente en el decorrer de la temporada el montaje irá ganando su propio timming, independientemente de su duración (en su estreno poco más de una hora y media) y así podrá ganar en comunicación.

 

Finalmente resta saber si se trata de un espectáculo de danza. Tal vez, no (¿será que eso aún asusta?). Y tal vez ni siquiera se trate de un espectáculo sobre danza, a pesar de las numerosas citas y menciones. Lo que si es -con certeza un espectáculo por la danza, y es gracias a la existencia coreográfica que él existe, y se torna recomendable, como valiosa vacuna al escepticismo estilístico, endémico enemigo de la renovación._



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